martes, 27 de diciembre de 2016

Regreso al futuro: de la URSS al siglo de Eurasia: Sputnik

Regreso al futuro: de la URSS al siglo de Eurasia

© Sputnik/ Maxim Bogodvid

Más allá de los archivos históricos del marxismo-leninismo, cubiertos de repente por llamativos carteles incitando al consumo, lo que vivieron millones de rusos expulsados de la federación y dispersados entre las 12 nuevas repúblicas

de Eurasia fue un "drama real" —de nuevo en palabras de Putin—.

El mundo se hizo unipolar en un instante. Una forma de totalitarismo desapareció en favor de otra, apoyada en dos pilares clave: la OTAN, llamada a desempeñar el papel de Robocop global, y el privilegio exorbitante de imprimir dólares estadounidenses como la nueva moneda internacional. Los funcionarios neo-hegelianos del Imperio proclamaron apresuradamente el fin de la Historia. La alegría general del neoconservadurismo parecía difuminar la teoría creada en 1987 por el historiador de Yale Paul Kennedy en The Rise and Fall of the Great Powers —Auge y caída de las grandes potencias, en español—, que enfatizaba que el imperio global estadounidense, como todos los imperios anteriores, estaba en declive.

La década de 1990 fueron tiempos embriagadores. Bill Clinton implementó la neoconservadora doctrina de Wolfowitz. Rusia fue violada por un grupo de oligarcas controlados por Occidente por control remoto. La OTAN mostró paulatinamente su verdadero papel, el de "mantener a los estadounidenses dentro, a los rusos fuera y a los alemanes bajo control", según el primer secretario de la OTAN, Lord Ismay.

Después de todo, desde que el 'El gran tablero de ajedrez' de Brzezinski llevó a David Rockefeller a establecer la Comisión Trilateral en 1973, la idea era que había que garantizar que el poder estadounidense prevaleciera sobre cualquier otro Estado nacional, conformando así lo que se denominaba el "Gobierno global". Este concepto se expandió aún más a principios del nuevo milenio, a través de la doctrina del Dominio del Espectro Completo del Pentágono.

Para entonces, Vladímir Putin, en el año 2000, había subido al escenario geopolítico. Hace solo tres años, Mijaíl Gorbachov subrayó que Putin "salvó a Rusia de la desintegración". Probablemente, hizo mucho más. Veinticinco años después de la caída de la URSS, Putin es el único 'kingmaker' —término inglés que define a una persona con mucho poder— geopolítico; el primer destructor del mito de la 'democracia' liberal occidental; el principal aplastador de la madre de todos los mitos geopolíticos: el supuesto, divino, excepcional y perenne dominio de la superpotencia unipolar.

La crisis financiera de 2008 provocada por el casino capitalista, junto con la "solución" estadounidense de rehacer el llamado Gran Medio Oriente a través de guerras selectivas, cambios de régimen y operaciones encubiertas, fallaron miserablemente. Mientras esperamos el amanecer de la era Trump —un signo de interrogación geopolítico casi intergaláctico— lo cierto es que el Partido de la Guerra de EEUU no admitirá su derrota. Y el enigma geopolítico clave es saber cómo las tensiones internas dentro de EEUU interactuarán con la formación progresiva de Eurasia, compuesta por Rusia, China e Irán.

El papel clave lo tendrán el jefe del Estado Mayor Conjunto, Joseph 'Fighting Joe' Dunford, y su interpretación de la Estrategia Militar Nacional de EEUU. La parte crucial de la estrategia es un anexo de cinco apartados que detalla las principales amenazas vitales de Estados Unidos. En 'pentagonense', son "cuatro más una": Rusia, China, Irán, Corea del Norte y —el "más una"—, las organizaciones extremistas violentas.

​El propio Pentágono está dividido. Para la Estrategia Militar Nacional y para 'Fighting Joe', la principal amenaza es Rusia. Para 'Perro Rabioso' Mattis, el nuevo jefe del Pentágono, es Irán. Para muchos jefes de Estado Mayor Conjunto, en realidad, son las organizaciones extremistas violentas, especialmente Daesh. La pregunta es a quién va a escuchar Trump.

Putin ya fue al grano al tratar este asunto cuando declaró en la sede del Ministerio de Defensa de Moscú, poco antes de las fiestas navideñas: "Podemos decir con certeza que ahora somos más fuertes que cualquiera de nuestros potenciales agresores". Y agregó: "Cualquiera". Lo dijo después de que el ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, subrayara que Rusia "por primera vez en su historia" tiene sus extensas fronteras completamente protegidas con sistemas de alerta temprana.

El Pentágono debe valorar esta información de manera extremadamente seria. Esto significa que, antes de que los S-500 estuvieran completamente desplegados, Moscú no podía dejar de ser prudente. Ahora, el espacio aéreo ruso parece haber sido sellado de manera efectiva. Putin no podía admitir que Rusia es la potencia militar más fuerte del mundo hasta que se completara el despliegue de los S-500. Con estos equipos desplegados, todos los misiles ofensivos de EEUU y sus aviones furtivos se vuelven totalmente inútiles. Y eso sin tener en cuenta los silenciosos submarinos nucleares rusos.

La franca afirmación de Putin es extremadamente sorprendente, porque la naturaleza de la estrategia rusa es siempre ocultar su fuerza. Sin embargo, en la nueva configuración geopolítica, posiblemente un preámbulo de la posguerra fría 2.0, el elemento más importante es enviar un claro "mensaje" preventivo al Pentágono.

En su rueda de prensa de Fin de Año, Putin también señaló que "lo que tenemos entre Rusia y China es algo más que una asociación estratégica". Este fue otro mensaje sutil pero claro para todas las fuerzas dentro o alrededor de EEUU y dentro o cerca de la futura Administración de Trump. Además, los tres actores euroasiáticos principales —Rusia, China e Irán— ya han acordado mantener una política de defensa mutua. Así que cualquier iniciativa del Pentágono acerca de Irán chocará inmediatamente con la 'zona prohibida'.

Quizá estemos acercándonos a un proceso político en el que no sería descabellado esperar algún tipo de gran trato entre EEUU y los tres ejes principales de la integración de Eurasia, una especie de período de transición antes de que la Guerra Fría 2.0, instigada por EEUU, vuelva para quedarse. Fue hace tan solo 25 años. Y no supuso el final de la Historia, sino que fue un preámbulo de un nuevo drama histórico. Prepárate, porque los grandes movimientos están todavía por empezar.

https://mundo.sputniknews.com/opinion/201612271065872794-urss-desintegracion-rusia-geopolitica-siglo-XXI

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