lunes, 11 de marzo de 2013

Pemex: Patriótica cautela: John Saxe-Fernández

Pemex: Patriótica cautela

John Saxe-Fernández

Hoy todos estamos perdiendo hasta la camisa. No ganamos dinero. Las cuentas, en rojo, dijo Rex Tillerson, gerente de Exxon-Mobil (XOM), al Council on Foreign Relations al reconocer los pésimos resultados de las cuantiosas inversiones hechas en la explotación de gas de esquisto (shale) (Wall Street Journal (27/VI/12). Aquello fue un balde de agua fría para la exuberante retórica por fósiles no-convencionales de las grandes firmas encabezadas por XOM, principal productora de gas natural de Estados Unidos, tras comprar la gasera XTO en 2010 (ibid). Tillerson mencionó laseguridad energética de Estados Unidos y mostró esperanza por unareforma (léase desnacionalización energética) en México. Poco después y en línea con XOM, los diputados del PRI avisaron que se les instruyó “dar prioridad a la privatización del gasshale”, hoy parte de la Estrategia Nacional de Energía (La Jornada, 1/III/13, p.18).

El desplome del precio del gas natural (en abril se espera sea de 3.46 dólares por mmbtu –millón de unidades térmicas británicas–) motivó los dichos de Tillerson que se agregan a delicados hallazgos del escrutinio de registros de producción diaria de pozos localizados en las formaciones geológicas de esquisto (cuencas) con mayor historial. Además, el New York Times publicó reveladores documentos, correos y opiniones de altos cargos y técnicos del sector público y privado que cuestionan las bases geológicas y económicas esgrimidas para alentar la industriashale.

Los analistas Arthur E. Berman y Lynn F. Pittinger han demostrado que a pesar del gran aumento de la producción de gas de esquisto en Estados Unidos, todavía no está claro que (las cuencas estudiadas) tengan valor comercial a los precios actuales, por los altos costos de capital requeridos para la compra de tierras y para realizar el ciclo completo de perforaciones, y porque las reservas y factores económicos cruciales dependen de cálculos sobre la recuperación última de modelos que asumen (y predicen) que las curvas de declinación se mantendrán en niveles adecuados por décadas, lo cual contrasta con los registros de la producción diaria (US Shale Gas: Less Abundance, Higher Cost, The Oil Drum, August 5, 2011).

En efecto, la producción de gas de esquisto en Estados Unidos pasó de menos de mil millones de pies cúbicos (mmpc) en 2003, a 20 mmdpc en 2008, cuando la producción y uso de la devastadora fractura hidráulicaestaban en la cima. Berman y Pittinger piden cautela debido a que la historia de producción de estas cuencas es de pocos años y a que el modelo usadono muestra ser correcto y puede ser demasiado optimista.

El análisis detallado de los perfiles de declinación de pozos individuales y en grupos en las cuencas Barnett, Fayetteville y Haynessvilee, que aportan el mayor historial de producción disponible en Estados Unidos, y ofrecen más confianza en la determinación de las tendencias reales que otras formaciones más recientes, indican (textual): que la industria infló las reservas al menos 100 por ciento.

Los autores reconocen que toda cuenca es única, pero hasta que no se disponga de registros con historiales más amplios, la cautela aconseja asumir que las cuencas con registros de producción más recientes seguirán una pauta similar a las que cuentan con más antecedentes en los registros de producción. Los registros de Barnett y Fayetevill ofrecen más que suficiente información para afirmar que la metodología usada hasta ahorasobreestima considerablemente las reservas recuperables.

De los registros de Haynesville resultó que la producción efectiva no alcanza los niveles proclamados por la industria. Para los autores, es difícil entender cómo las firmas justifican el despliegue de 125 estructuras de perforación (en Haynessville) que no demuestra hasta ahora viabilidad comercial según las proyecciones presentes, hasta que los precios del gas excedan los 8.68 dólares por mmbtu.

En documentos, entrevistas y emails recabados por Ian Urbina delNew York Times (25/VI/2011) se muestra que lo que más interesa y atrae a los inversionistas es el aumento en las reservas. En este sentido va el interés de Tillerson en el gas y aceite de México y su anuncio de que (pérdidas aparte) XOM seguirá perforando en Estados Unidos. Es por las exigencias legales: para incorporar reservas a los activos de cualquier empresa que cotice en bolsa, los pozos deben estar activos y mostrar viabilidad comercial.

Como los diseños shale de Pemex ¿en alianza estratégica con XOM, Halliburton y Schlumberger? usan mapas y cálculos de la AIE, hechos por contratistas vinculados al “big oil”, vale recordar con Ian Urbina (New York Times 27/VI/11, Drilling Down Series) que abundan documentos y correos de altos cargos y técnicos de AIE “escépticos sobre la industria shale”.

Les huele a Enron y a fraude Ponzi, por decir lo menos. No así a nuestros patrióticos altos cargos en Palacio y San Lázaro.

Hugo Chávez, in memoriam

jsaxef.blogspot.com

http://www.jornada.unam.mx/2013/03/07/opinion/038a1eco

La Revolución del Shale en aprietos

Gerardo Honty

ALAI AMLATINA, 07/03/2013.- La recientemente inaugurada “Revolución del Shale” –una expresión que refiere tanto al gas como al petróleo de esquisto- ha tenido serios cuestionamientos debido a sus impactos ambientales, llevando incluso a ser prohibida su explotación en varios países. Pero nuevas investigaciones vienen a traer nuevas preocupaciones con relación a estos hidrocarburos no convencionales, referidas a aspectos estrictamente económicos y productivos.

Por un lado, los datos revelan que la cantidad de reservas potencialmente explotables son bastante menores y los costos bastante mayores y por otro habría evidencia de que esta nueva y promitente actividad económica estaría convirtiéndose en una nueva burbuja financiera en los Estados Unidos.

En su informe al Estado de la Unión del año pasado, el presidente Barack Obama había dicho que Estados Unidos poseía suficiente gas natural como para abastecer al país durante los próximos 100 años. Pero un reporte preparado por David Hughes[i] –anteriormente vinculado a la industria del gas y actualmente miembro del Post Carbon Institute- afirma que el shale disponible en los Estados Unidos se agotará en menos de 25 años. La diferencia está en que, mientras los promotores del gas de esquisto se basan estrictamente en las llamadas “reservas técnicamente recuperables” Hughes analiza las tasas de producción y las tasas de declive de los pozos.

En su trabajo se analizaron los datos de 65.000 pozos de 31 cuencas de gas de esquisto en todo Estados Unidos y concluye que los pozos experimentan tasas muy empinadas de agotamiento lo que requiere un ritmo frenético de perforación para compensar los descensos.

Alrededor de 7.200 nuevos pozos de gas de esquisto deben ser perforados cada año a un costo de más de USD 42 mil millones sólo para mantener los niveles actuales de producción. En comparación el valor de la producción total de gas natural en el año 2012 fue de USD 32 mil millones, según el autor.

Los yacimientos de shale que hoy producen el 80% del gas natural estadounidense alcanzaron su meseta de producción en 2011 y están todos en franco declive.

En conjunto el gas y el petróleo no convencional requieren la perforación de 8.600 pozos cada año, a un costo de más de USD 48 mil millones, para compensar los descensos. La producción de petróleo, según Hughes alcanzará su pico en el año 2017 con 2,3 millones de barriles por día, para 2019 caerá a los niveles de 2012 y se agotará definitivamente hacia 2025.

¿Cómo se explica entonces el enorme desarrollo y las abultadas inversiones en esta nueva industria? Deborah Rogers, ex analista financiera de Wall Street y actual directora de Energy Policy Forum, publicó el pasado mes de febrero su reporte “Shale and Wall Street”[ii]. Allí se afirma que el reciente exceso de gas natural de mercado es producto de una nueva “burbuja financiera” que se llevó a cabo principalmente a través de la sobreproducción de gas natural con el fin de cumplir los objetivos de producción de los analistas financieros.

Los contratos de arrendamiento, explica Rogers, fueron agrupados y se incluyeron campos de esquisto no probados de la misma forma en la que las hipotecas habían sido vendidas en paquetes cuestionables antes de la crisis económica de 2007. Para Rogers, los analistas financieros de Wall Street son los principales promotores del gas y petróleo de esquisto en los Estados Unidos.

La llamada Revolución del Shale, según la autora, no es más que una burbuja, provocada por niveles récord de perforación y prácticas especulativas por parte de las empresas energéticas, promovidas fuertemente por los mismos bancos de inversión que fomentaron la burbuja inmobiliaria años atrás.

Si estos nuevos estudios están en lo cierto, el abastecimiento de combustibles en los próximos años estará seriamente amenazado. Con el petróleo convencional estacionado en su meseta de producción en el año 2006 –de acuerdo a la información proporcionada por la Agencia Internacional de la Energía- y un crecimiento esperado de la demanda de 15 millones de barriles diarios para 2030, el mundo esperaba que los hidrocarburos no convencionales fueran la salvación.

Si los límites ambientales no habían logrado poner fin al sueño del crecimiento continuo de la demanda energética, es posible que la propia economía finalmente se haga cargo de ello.

- Gerardo Honty es analista en Energía del CLAES, Centro Latino Americano de Ecología Social

[i] “Drill, baby, drill”. El título del reporte alude al slogan de campaña del republicano Michel Steel en 2008. Disponible en http://www.postcarbon.org/drill-baby-drill

[ii] http://shalebubble.org/wall-street/

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