El lío legal en el que han metido a Pemex y al Estado mexicano la directiva, como dice el abogado español: ‘quedando por el mundo como cagancho’.
Pequeños accionistas españoles presentaron denuncia por uso de información privilegiada.
Sospechan de tratos preliminares desde julio pasado, que nadie comunicó; hay datos que no encajan, advierten
La sanción administrativa sería de cinco veces los beneficios obtenidosArmando G. Tejeda
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 14 de septiembre de 2011, p. 24
Madrid, 13 de septiembre. “Los directivos de Petróleos Mexicanos (Pemex) podrían haber incurrido en un delito penal” en su operación, en alianza con la constructora española Sacyr, para intentar controlar la dirección ejecutiva de la multinacional Repsol, aseguró el abogado Juan Ignacio Peinado, representante de la prestigiosa Asociación Española de Accionistas Minoritarios de Empresas Cotizadas (Aemec). Esta agrupación de pequeños y medianos accionistas presentó una denuncia por uso de información privilegiada contra los responsables de Pemex y Sacyr, que deberá resolver en unas semanas la Comisión Nacional del Mercado de Valores.
Desde hace una semana, cuando anunció acciones legales contra Sacyr y Pemex, la oficina de la Aemec ha recibido numerosas llamadas de pequeños inversionistas en Repsol para sumarse a la querella y para interesarse por el curso de la operación, con lo que se prevé que se constituya un grupo estable de accionistas, figura prevista por la legislación española.
En entrevista con La Jornada, Peinado, del despacho de abogados Cremades y Calvo Sotelo, explicó los detalles de esta operación financiera, que podría conducir a que los máximos responsables de Pemex respondan ante los tribunales españoles por un delito de fraude a la ley, además de una sanción administrativa millonaria.
–¿Por qué deciden dar el paso e iniciar acciones legales contra la operación diseñada por Pemex y Sacyr para controlar Repsol?
–Porque a los asociados que representamos les interesa tener información transparente, un dividendo estable y que haya una lucha de control abierta y pública. Es decir, que si de pronto Sacyr-Pemex presentan una oferta pública de adquisición (OPA) a un buen precio, es probable que a mis representados les interese vender, pero lo que no pueden asumir ni entender es que vengan estas empresas a intentar hacerse con el control de Repsol sin antes haber presentado la OPA. Además de que no sabemos las finalidades de la alianza, al menos las de Sacyr no están para nada claras.
–¿Y las de Pemex sí?
–Al menos a través de la prensa nos hemos enterado de las razones por las que Pemex ha decidido invertir en Repsol. Y eso contribuye a la transparencia, pues aunque sea desde su lógica dice cosas sensatas, como que le interesa Repsol porque tiene tecnología para hacer perforaciones a gran profundidad, que tiene una presencia importante en Brasil, que tiene socios estratégicos chinos, y todo eso es legítimo. Lo que no se ve claro es por qué decide intervenir Sacyr y los objetivos de la colaboración con Pemex. Además, en el fondo lo que está diciendo Pemex es que quiere el control de Repsol. Y no hay que olvidar que Pemex es un competidor de Repsol. Y si quiere el control de Repsol nos parece muy bien, pero siempre y cuando se respete el mecanismo establecido para hacerlo, que es través de la presentación de una OPA. No hay más. Y si la presentan nos van a encontrar de amigos, pero si no presentan la OPA nos van a encontrar de enemigos.
–Al parecer ustedes sólo piden el respeto a las reglas del juego, a la ley.
–Así es. Y hasta ahora sólo hemos denunciado una cosa, y ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV): que investigue si ha habido información privilegiada. Pero nosotros también creemos que podríamos estar ante un supuesto de fraude a la ley y cuando tengamos armados los argumentos probablemente iremos a un juez para exponer nuestra tesis. Para decirle al magistrado: mire usted, estos señores están alcanzado la finalidad de la ley de OPAS, pero sin presentar una OPA. Y ahí estaría el meollo del supuesto fraude de ley.
–¿Y en qué se basan para sostener que ha habido uso de información privilegiada?
–En función de los datos que tenemos hemos concluido que si bien Pemex ha sido un socio estable de Repsol durante mucho tiempo, y desde que entró en el capital ha mantenido estable su participación, en julio pasado compró más de 850 mil acciones de Repsol. Y nos preguntamos por qué, sobre todo si a finales de agosto Sacyr y Pemex anunciaron que tenían un pacto. Y es muy probable que a finales de julio –cuando se hizo la compra de las acciones– ya hubiera al menos unos tratos preliminares y que nadie comunicó. Ésos son datos, y en función de eso se puede concluir que en julio, con una información relevante, Pemex estuvo comprando acciones que no tenían repercutido el precio si esa información se hubiese conocido.
“Pero además nos llamó la atención que, cuando se da a conocer el acuerdo, Pemex anunció que tenía un mes para hacerse con el control de 5 por ciento de las acciones de Repsol. A pesar de que tenía 30 días, Pemex decidió ejecutar y anunciar la compra en menos de 48 horas. Y hay dos datos más que no encajan: el volumen total de acciones de Repsol que se vendieron en esas 48 horas es menos de lo que dice Pemex que compró. Y la segunda sospecha es que en la rueda de prensa que dio el director de Pemex, Juan José Suárez Coppel, le preguntan a cuánto compró las acciones de Repsol y él responde que no puede dar el precio porque asegura que se dio un precio medio de adquisición en un periodo temporal de dos meses.–O sea, eso podría ser un reconocimiento de facto de que lleva comprando acciones de Repsol al menos dos meses, ¿no es así?
–Así es. O que en lugar de tener acciones lo que tiene en realidad son opciones, futuros o derivados. Y si es así, lo que interesa al accionista es verlos, para ver si lo que la operación también pretende es jugar a la baja; al emitir una información que va a elevar la cotización, lo que le permite vender opciones de venta a ese precio, mientras a su vez, sabiendo que puede jugar con un porcentaje muy grande que hundirá la cotización, está comprando acciones de compra a bajo precio. Eso no lo sabemos de cierto. Pero lo que sí nos llama la atención es que no sepa el precio de las acciones si es verdad que esas acciones las adquirió en las últimas 48 horas.
“Nosotros todo eso no lo podemos probar. De hecho las presunciones que hacemos es posible que decaigan y no prosperen, pero lo que tenemos que hacer es darle la información a la CNMV para que valore si son hechos relevantes o no”.
–Pero si se documenta que Pemex ha estado comprando acciones de Repsol en los últimos dos meses o más, ¿qué consecuencias tendría para la operación y para los responsables de llevarla a cabo?
–Si se prueba eso se estaría incurriendo en dos cosas: una posible sanción administrativa a Pemex por falta muy grave. Y la segunda, y más grave, una responsabilidad penal de los ejecutivos de Pemex por usar información privilegiada. Y este proceso tendría dos patas: la sanción administrativa la emitiría la CNMV, y sería un múltiplo de cinco de los beneficios que se han obtenido de la operación.
“Mientras, la responsabilidad penal sería a través de un juzgado ordinario, a través de una instrucción oficial desde la CNMV. Pero aun así nosotros tenemos siempre la posibilidad de acudir al juez penal”.
–El carácter secreto de la operación ya es público, y al parecer hasta se ha reconocido que se empezó la compra hace dos meses, o sea que difícilmente se puede archivar el caso, ¿no es así?
–Parece difícil, pero habrá que esperar a lo que diga la CNMV. Pero con los datos que hay parece difícil.
–Ahora bien, ¿hasta qué punto les inquietan los intereses ocultos de la alianza Sacyr-Pemex?
–Nosotros entendemos que a Pemex le interesa Repsol por el tema de la tecnología y por controlar a una empresa que es su competidora. Pero con Sacyr no sabemos, pues entró en Repsol en un momento en el que las constructoras españolas diversificaron su capital de caja pero sin tener un interés especial en el sector.
“De hecho, concluimos que se trata de un problema de dinero, pues no hay que olvidar que Sacyr debe 10 mil millones de euros. Y todas las acciones que tiene en Repsol están apalancadas en los intereses de esa deuda y tiene que renegociar esa deuda antes de diciembre”.
–¿Parece entonces que Sacyr sólo busca una operación de ingeniería financiera, sin más?
–No lo sé, pero la aspiración de Sacyr no parece ser, por ejemplo, esperar a que las prospecciones en el Golfo de México sean un buen negocio y nos permitan ganar un euro más de dividendo. Más bien parece que lo que quiere es vender cachos de la empresa para obtener al final del ejercicio un resultado extraordinario para a su vez poder repartir dividendos extraordinarios. Así hace caja, paga a sus bancos, pero al mismo tiempo las acciones de la empresa, al vender activos, pierden valor.
–La supuesta pureza de las motivaciones de Pemex, ¿no se estaría contaminando por esas supuestas motivaciones reales de Sacyr?
–Pemex tiene una ventaja que a su vez es un inconveniente. Es una compañía pública, que tiene un Estado soberano detrás, lo que le da mayor respetabilidad y hasta otra posibilidad financiera. Pero precisamente porque tiene al Estado mexicano detrás creo que no puede ir ‘quedando por el mundo como cagancho’ (frase popular española que se refiere a hacer las cosas rematadamente mal y en público).
“Así que vamos a ver qué pasa, pues hay muchas variables y zonas oscuras, como la renegociación de la deuda de Sacyr, que dado que esas acciones están bajo garantía pignoraticia y si se pelea con los bancos y no consigue renegociar con éxito, entonces los bancos pueden ejecutar las garantías. Y eso supondría que 20 por ciento de Sacyr sería de 20 bancos dispersos por el mundo”.
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